Puto despertador, puta universidad, putos días lectivos y puto frío. Esto ya no lo soporto. Tantos libros me van a matar. Si estuviera en mi lugar, donde están todos los metamorfos. Mi familia e amigos.
Me levanto tan delicadamente y vagamente. Parezco un muñeco de porcelana de esos con la tez más pálida que los vampiros. Hablando de vampiros, debo de despertar a Evangeline.
Me dirijo a tocar la puerta de mi hermano Ryan, pero no responde. Seguro que estará ya abajo en la cocina haciéndonos el desayuno. ¡Qué buen hermano me ha salido! Voy hacia la habitación de Evangeline a tocar la puerta y ésta no responde tampoco, soy el único recién despierto.
Voy escaleras abajo y me encuentro solamente a mi hermano haciendo el desayuno, (seguramente) en la gran cocina. Sí, es muy enorme.
-¿Y Evan?-Pregunté. Ese era su apodo.
-No sé, pensaba que la estabas despertando.-Respondió mi hermano con un delantal y con un bol lleno de huevos. Yo me aguantaba las ganas de carcajearme.-Ni lo intentes hermano, ni se te ocurra.-Vaya, me ha leído la mente.-Por eso somos metamorfos.-Respondió
-Bueno para, que me intimidas.-Contesté seco
-Ve a despertar a la bella durmiente.-Dijo divertido
De nuevo, cogí escaleras arriba y toqué primero por si me contestaba, pero no recibía ni una palabra. Esta está dormida.
Narra Evangeline:
-¡Evangeline, sálvate!-Gritaba mi padre mientras veía una sombra muy negra que hacía algo con mi padre. No lo veía bien.
-¡PAPÁ!-Gritaba asustándome más
-Hija, papá estará bien.-Decía mi madre abrazándome fuerte.
Era mi casa. Yo con 10 años viendo esto tan traumatizante

-Cariño ponte esto.-Dijo mi madre quitándose su colgante de plata con una estrella de 6 puntas y llena de piedras brillantes en éste.-Te protegerá de todo lo malo.-Después de lo que dijo mi madre, dictó unas frases en un idioma que no entendía. Abrió sus grandes alas negras para protegerme mejor.
Una sombra cogió a mi madre por el cuello, yo solo lloraba y gritaba que la dejara en paz.
-El colgante.-Habló a mi madre la sombra opaca.-¡DÁMELO!-Gritó ferozmente
-No lo tengo.-Respondió mi madre con la voz un poco gagosa.-Nunca lo encontrarás.-Dijo mi madre sonriendo
-Las pagarás.-La sombra cogió a mi madre por las piernas y el cuello y la estiró haciendo que se alargue ella. Pero no pudo más y se rompió en dos, por la mitad. Echando sangre por toda la cocina y parte del salón.
Yo estaba escondida, donde me había indicado mamá. Debajo del fregadero en un armario. Lloraba flojamente para que no me escuchara la sombra. Solo lloraba.
Narra Edward:
Evangeline gritaba llamando a sus padres y de mientras se movía mucho. Sudaba todo el cuerpo y echaba varias lágrimas de sus ojos. Pero lágrimas de agua no, de sangre. Es normal que los vampiros lloren sangre en vez de, agua. Los metamorfos lloramos como los humanos.
-Hey, Evan...-Susurraba para despertarla
-Déjame estúpida sombra.-Susurraba mientras se movía inquietantemente. Todavía soñaba
-Evan...-La movía despacio
-¡NO!-Gritó otra vez. Le caían las lágrimas por toda la almohada manchando todo de sangre
-Evan, despierta.-Susurré nuevamente
Narra Evangeline:
Ahora todo estaba oscuro, no se veía nada. Intenté abrir los ojos sin conseguir nada. No podía. Hasta que escuché como susurraba alguien. No sabía quién era, pero no podía despertarme...
-Evan es una pesadilla.-Dijo el que me susurraba
Abrí los ojos de golpe, vi a Edward mirándome fijamente a los ojos. Notaba mis mejillas humedecidas, me toqué y vi que sangre tenía. Había llorado.
-Ha sido una pesadilla.-Habló mi amigo. Yo le abracé fuertemente.-Evan...Evan.-Decía medio ahogado, le abrazaba muy fuerte por mi fuerza.
-Lo siento.-Dije secándome las lágrimas ensangrentada
-Vamos, que llegaremos tarde a la universidad.-Dijo mi amigo mientras se iba.
Me levanté de la cama y se me erizó la piel al notar el contacto del frío. Mierda de frío. Estábamos en pleno invierno. Diciembre. En Crawford era normal hacer frío en invierno, obviamente y a veces en verano llovía. La temperatura en Los Ángeles no era normal.
Me fui a la ducha, una ducha caliente y relajante. Me di prisa al darme cuenta de que hoy era un día lectivo, puto día lectivo. Me vestí con el negro hasta mi sujetador. Como no, el negro me sienta de muerte.
Aunque hubiera mucho frío, me vestía como si estuviera empezando el otoño. La temperatura de mi cuerpo es muy baja quien me toque, pero yo siento que mi temperatura es normal, como un humano.
Bajé a desayunar y me encontré con los gemelos desayunando.
-Que bien que me esperéis a desayunar, eh.-Dije seria
-Tu tardanza es penosa.-Contestó Ryan
-Jódete.-Respondí
-Uy, que mal humor mi compañera.-Dijo bromista
Hice un movimiento rápido y me acerqué a Ryan, muy cerca para que me mirara a los ojos.
-No me toques los cojones.-Dije enojada
<<Si no tienes>>. Pensó Ryan
-Me da igual que no tenga, no me cabrees más.-Advertí al moreno.-Dadme una bolsa de sangre, que me seco.-Dije. Ryan me tiró una y de golpe me lo tomé. Me lamí los labios lentamente y saboreé la sangre fresca de la bolsa.
Lo bueno de ser vampiro es que tienes la súper velocidad de correr, leer pensamientos de cualquier presente y volar. El volar lo tengo un poco controlado ya que casi nunca vuelo sino la lío parda.
De pequeña me dijeron mis padres que cada vez que estornudaba me salían las alas...<<Que buenos recuerdos>>.
-Si eran unos buenos recuerdos.-Dijo Ryan. Yo fruncí el ceño y le fulminaba con la mirada.<<Eres un cabrón>>.-Lo sé, pero te aguantas.-Dijo al leerme el pensamiento.
-Cállate.-Dije
-Vámonos que llegamos tarde.-Dijo Edward interrumpiendo nuestra pequeña pelea.-Yo no os espero.-Dijo serio enfrente de la puerta de la casa.
Nos fuimos todos juntos hacia la universidad. Me cansaba al andar y me daban más ganas de extender mis alas negras y volar hasta la universidad que no tenía ganas de ir. Hice el movimiento de la súper velocidad y llegué antes de que llegara al minuto y tocara la campana.
-¿Te has dormido en el camino o qué?-Preguntaba mi amiga
-Colette, después te cuento.-Le respondí
Entramos a las puertas de la universidad y como siempre, las miradas de todo el mundo se posaban en mí. Que ni idea tenía de el por qué. No soy una presumida, pero me gusta que me miren. Así saben que existo, no como los frikis o nerds que ni sabes que viven.
-¡Apartaos, viene Sophie!-Gritó Anissa una P.P. Y como no, todos se apartaron para ver desplazarse a la jefa de las P.P y a sus perras falderas de Anissa y Angelina.
Todas las miradas se fueron directamente a las P.P.
-Paso de esa puta.-Bufó Colette
-Y yo.-Asentí mientras nos íbamos a nuestras respectivas clases.
-¡TÚ!-Dijo la voz de pito. No me giré porque de seguro llamaba algún tío de este edificio para después follárselo.-¡Falsa que te he llamado!-Gritó la voz de pito, me di la vuelta para averiguar a quién coño llamaba, era a mí.
-¿QUÉ QUIERES ZORRA?-Le respondí con el mismo tono
-A mi me hablas bien, eh gótica.-Me amenazó
-Y a mí no me hables.-Dije dando la vuelta para ir a clases
<<Puta>>. Pensó la zorra de Sophie.
Yo de un movimiento ya la tenía acorralada en la pared, cogiéndola del cuello.

Ella se quedó todavía en la pared, estupefacta.
-¡Se lo diré al director!-Me dijo ella
-Si, dile que te vas a morir dentro de poco.-Le respondí enseñándole el dedo corazón de mi mano.-Por ser tan zorra.-Terminé
Todos los alumnos del instituto, hasta mis amigos se quedaron sorprendidos por haber contraatacado a Sophie. Quedé satisfecha.
-¿No tenéis otra cosa que hacer o qué?-Pregunté enojada
Todos los alumnos que estaban contemplando el pasillo, se fueron a sus respectivas clases.
Narra Colette:
¡FUERA CLASES YA! Se ha terminado las clases y mañana es el último día de universidad...Las vacaciones de invierno llegan, nene.
Me voy corriendo hacia el bosque que está a unos 15 minutos de la universidad, después iré al ensayo de los EFFEN'S. Me fascina que vallemos por la quinta composición. Nosotros tocamos Heavy Metal y Rock.
El grupo está formado por el batería Andrew; la guitarrista Amy y John; y yo soy la bajista.
Llegué al bosque y me transforme en un licántropo. Mis pupilas se volvieron amarillentas, mis manos se transformaron en zarpas con grandes pezuñas. Eso si me daba asco, llevar las uñas largas no es lo mío, pero tenía su beneficio: atrapar a mi presa. Todo el cuerpo se me volvió peludo color negro azabache. Me fui a la colina más alta y empecé a aullar. Noté como mis pulmones tenían más ganas de aullar sin parar. Era un placer increíble, como un orgasmo.
Narra Evangeline:
~Te veo~
Ese es el mensaje más absurdo que he visto. Todos los días alguien me enviaba un mensaje, estúpido o absurdo. A la misma hora, el mismo mensaje. Puto bromista.
Tiré el móvil a la cama cansada. Menos mal que hoy es el penúltimo día de universidad.
-¿Qué quieres comer Evan?-Preguntó uno de los gemelos desde el marco de la puerta mi habitación.
-Lo que sea.-Resoplé cansada
-¿Otro mensaje de esos que sabes que te ven?-Preguntó
-Si, el mismo tipo que se nombra "$hu$hi".-Dije haciendo comillas con mis dedos. Me hace gracia de su nombre y que me envíe mensajes, el mismo "Te Veo".-Su puta madre.-Contesté
-Ya, entonces almorzaremos macarrones.-Dijo cambiándome de tema
-Si, me da igual. Vete joder, quiero estar sola.-Bufé
-Vale jodida.-Contestó divertido
-¡Me voy a cagar en ti!-Grité enojada
Miré hacia la ventana, veía algo blanco en mi ventana apoyado a éste, me acerqué para mirarlo mejor y era una mota de nieve. Sabía que aquí nevaría algún día. Tenía el presentimiento. Me gustaba la idea que nevaba, me recordaba a mis padres jugar conmigo en la nieve haciendo muñecos de nieve, jugar a la guerra de bolas y hacer angelitos en la fría nieve. Nos divertíamos mucho.
Me acordé de cuando mis padres me compraron a Blanco con 8 años y decían que este gato me protegería de todo lo malo. Y es verdad. Blanco nunca se ha separado de mí, ni aunque lo haya abandonado porque me había enfadado con él por hacer marranadas donde no debía. Él me quería, al igual que yo. Mis padres preguntaban el por qué de llamarle Blanco, yo solo decía que me gustaba ese nombre.
Aunque sea un gato negro, no significa que vaya a dar mala suerte. Tiene la buena de ser un buen amigo que nunca te abandona.
Iba a bajar, cuando sus zarpas me atrapan la media haciendo que salgan hilos de ella.
-¡Blanco!-Dije frustrada.-Eran mis medias favoritas.-<<Estúpido gato>>
Me puse una bufanda abrigada y un gorro de lana, bajé y me choqué con alguien. <<Vaya día que tienes Evangeline>>.
-Joder, mira por dónde vas.-Dije dándome en la frente, ya que me dolía por el chocazo.
-Que dolor.-Dijo el gemelo
-¡Está nevando! ¡Adiós Bitch!-Dije saliendo por la puerta
Sentí una mota de nieve posarse en mi nariz haciendo que se rompa y estalle en mil gotitas microscópicas. Me encanta la nieve.

Hice muñecos de nieve pequeños e hice ángeles, como los que hacía de pequeña. Llenándome la ropa de nieve y como he dicho antes, me daba igual iría a lavar.
Vi acercarse Sophie y sus amiguitas por el barrio. Se me ocurrió una idea vengativa. Hice mogollones de bolas de nieve y con mi súper velocidad les lance 2 a cada una de las plásticas. Ellas chillaron como locas, preguntándose quién habría sido con la cara roja y enfurecidas. Pobres putas desesperadas.
Tiré otras más a sus caras y salieron pitando como pudieron, ya que llevaban sus carísimos tacones de marca y se manchaban de nieve. Pijas sin duda.
-¡Evan a comer!-Gritó Ryan desde la ventana de mi habitación<<¡Estúpido, ¿para qué gritas?>>
-¿Quieres llamar a todo el vecindario a que me conozca?-Dije entrando a casa
-No, pero es que sino no te enterarías y se te enfriaría los macarrones. Es lógico, ¿no?-Dijo
-Si, pero...-Me interrumpió
-Tengo yo siempre la razón y ahora a comer o se te enfría.-Dijo mientras comíamos en silencio.
Solo se escuchaba como los cubiertos sonaban mientras chocaba con el plato de macarrones.